domingo, 18 de julio de 2010

famelicas figuras nos observan fallecer


Intrépida, te miro.
Quieres volver a besar estos labios tanto como yo los tuyos.
Pero no podemos hacerlo, sería contraproducente.
Sufrimos demasiado al dejarnos como para echarnos atrás.
Los cuervos rodean nuestros cuerpos semimuertos en medio de ese descampado. Ellos esperan a que se dé nuestro último suspiro.
Aves carroñeras que sólo esperan nuestro deceso para apoderarse de la mayor cantidad de alimento que puedan robarnos.
Nosotras también lo esperamos, así no tendremos que volver a unir nuestras miradas llenas de plegarias vacías.
Tu cuerpo se ve tan hermoso adornado con el feliz olvido de nuestro futuro como compañía.
Tus ojos están secos de llorar y solo te miro indiferente para evadir el dolor que me penetra como la mecha de un taladro.
La música suena tranquila, a lo lejos reconozco un susurro similar a una canción de portishead.
Nada es tan espantoso como para esquivarlo.
Enorme mentira.
Ojala no te hubiera conocido. Empiezan los reproches. Acabaran con lo poco que queda de nosotras.
Algún día notaré que fuiste todo lo que pedía.
Te deje marchar y realmente no estoy arrepentida.
Sé que sufriste lo suficiente como para querer morir, pero justamente de eso se trata nuestra vida cariño.
Somos mujeres que tomamos desiciones tan difíciles que llegamos a ser egoístas.
Teníamos batallas que pelear, nos detuvimos y nunca llegamos al lugar acordado.
El tiempo se filtro por nuestras manos el día que hicimos el amor en tu cuarto, ese, te acordas?, cuando se nos vino el amanecer encima y las luces se filtraron como poesías por las rendijas apretadas de la persiana.
Mis retinas aprecian todo como una esfumada figura surrealista. Ojala pudieras ver las cosas desde mi perspectiva, pero estas ahí tirada.
Tus ojos están a punto de cerrarse en el sueño eterno en que dejaras de pensar en mi.
Quiero que ocurra, me dolerá demasiado, pero aguantaré el dolor, lo estoy haciendo.
El firmamento cae sobre mí como los pianos de cola en las caricaturas obsesivas de los años 60.
Un adiós. Sin besos. Sin abrazos.
Despedida.
Adiós.
Frío inmutable.
Famélicas figuras aparecen una a una a observar a las jóvenes que descansan en medio de la nada.
No pudiste escaparte de aquí, pero yo sí.

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